lunes, 27 de julio de 2015

Tonto el que lo escribe

§ Quienes tenemos suficiente memoria —aunque sólo sea, ¡ay!, porque amontonamos canas— para recordarlo, nunca olvidaremos a don Gonzalo Fernández de la Mora, ministro de Obras Públicas en los últimos años del franquismo y, poco después, uno de los llamados siete magníficos que con don Manuel Fraga Iribarne a la cabeza (y ¡qué cabeza!) fundaron Alianza Popular, organización política que tras un lavado de cara, aunque al parecer no de manos, pasó a denominarse Partido Popular. Este tal don Gonzalo puso en circulación en su época de ministro —e incluso llegó a escribir un libro así titulado— la expresión estado de obras. Pues bien, aquella expresión tan grata a los gobernantes franquistas ha sido transformada (bastaba con añadir una c) por sus hermanos, cuñados, primos, hijos, sobrinos y nietos —para resumir: por quienes ahora nos gobiernan— en la para ellos no menos grata estado de cobras. Y no se refieren con ella (aunque quizá también) a un venenoso ofidio, sino a la flexión de un verbo de la primera conjugación: yo cobro, tú cobras, él cobra, nosotros cobramos, vosotros cobráis, ellos cobran.

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