§ Quienes tenemos suficiente
memoria —aunque sólo sea, ¡ay!, porque amontonamos canas— para recordarlo, nunca
olvidaremos a don Gonzalo Fernández de la Mora, ministro de Obras Públicas en
los últimos años del franquismo y, poco después, uno de los llamados siete magníficos que con don Manuel
Fraga Iribarne a la cabeza (y ¡qué cabeza!) fundaron Alianza Popular, organización
política que tras un lavado de cara, aunque al parecer no de manos, pasó a
denominarse Partido Popular. Este tal don Gonzalo puso en circulación en su
época de ministro —e incluso llegó a escribir un libro así titulado— la
expresión estado de obras. Pues bien,
aquella expresión tan grata a los gobernantes franquistas ha sido transformada (bastaba
con añadir una c) por sus hermanos,
cuñados, primos, hijos, sobrinos y nietos —para resumir: por quienes ahora nos
gobiernan— en la para ellos no menos grata estado
de cobras. Y no se refieren con ella (aunque quizá también) a un venenoso
ofidio, sino a la flexión de un verbo de la primera conjugación: yo cobro, tú cobras, él cobra, nosotros
cobramos, vosotros cobráis, ellos cobran.
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