§ El problema de Venezuela, por lo que se dice, es
que hay gente encarcelada que, al parecer, debería estar en la calle. El
problema de España, por lo que se sabe, es que hay gente en la calle que, al parecer, debería estar
encarcelada.
domingo, 31 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ Las personas más previsibles
son precisamente las imprevisibles. Siempre se puede esperar de ellas lo más inesperado. Ejemplo: Leo Messi. (Chapeau
a su primer gol de ayer. O, mejor dicho, txapela.)
sábado, 30 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ Última hora: antes de que no
le quede nadie para hacerlo, el PP se ha apresurado a presentar en el Registro
General de la Propiedad Intelectual la siguiente frase: “Ese señor (o,
alternativamente, la persona por la cual usted se ha interesado) ya no
pertenece a nuestro ppartido.”
viernes, 29 de mayo de 2015
Deja que la realidad te estropee un mal artículo
Y lo ha hecho -y lo he hecho-, por lo que tengo que conformarme con esta
columna. ¡Aleluya! Resulta que no somos tan tontos como parecía. ¡Aleluya!
Resulta que no somos tan burros como pretende el archidiminuto señor Rus.
¡Aleluya! Ya estaba uno temiéndose lo ppeor. Ya estaba uno dispuesto a teclear
rayos y truenos como un Zeus desbocado. Ya estaba uno a punto de decirse por
archimillonésima vez que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Y
entonces llega la realidad y ¡zas en toda la boca!: ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡Aleluya! Llega el cuerpo electoral y aviva el seso y despierta. Llega Nosotros
y sale corriendo Nosotros el Caos. Pero ¡ojo! La fiera está solamente herida.
Ahora hay que rematar la faena. Lo que hace falta ahora es que, por una vez en
la vida, los muchachos compañeros de mi vida, los dispersos chicos de la
izquierda (y ahí, tal vez a pesar tuyo, te incluyo, PSOE) se pongan de acuerdo.
A ver si se dejan de discordias, de preeminencias y hegemonismos, de programas-programas-programas
y nuestro voto resulta verdaderamente útil. Porque por ahí resoplan ya las
elecciones generales. Y el PP aún conserva un fondo de armario de muchos
millones de votos. Y en un armario anexo hay una reserva de un buen montón de
votos que parecen de centro pero que en realidad están en un equilibrio muy
inestable. Y ya se sabe: si digo que soy de centro-derecha es que soy de
derechas; si digo que soy de centro-izquierda es que no soy de izquierdas. Así
que a trabajar y a llegar a acuerdos y a seguir trabajando y a seguir llegando
a acuerdos. Todo para que en las elecciones generales podamos seguir
demostrando que no somos ni tan tontos ni tan burros. Y no se olvide que los
esbirros mediáticos de Nosotros el Caos ya están afilando las conjunciones
disyuntivas para inocular el miedo al cuerpo electoral. Y no se olvide tampoco
que la fiera sólo está herida. No se olvide que hay que rematarla. El PP debe
ser definitivamente derrotado. Y termino. Termino ya. Pero quisiera hacerlo a
la manera de Catón: Delendus est PP.
martes, 26 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ La literatura es un juego
que no hay que tomarse como un juego. Hay que tomársela muy en serio. Tan en
serio -apréndase de los niños- como hay que tomarse los juegos. (A Jaime Gil de
Biedma y a Julio Cortázar, in memóriam.)
lunes, 25 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ (Resaca ppostelectoral.) Se
dice que sólo los locos y los niños -y no estoy seguro de si también los
borrachos- dicen la verdad: "¡Qué hostia! ¡Qué hostia!" (Palabras de doña Rita Barberá a don Serafín Castellano.)
sábado, 23 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ En una ciudad de cuyo nombre
no quiero acordarme tenemos una alcaldesa con un mandato tan prolongado (en
realidad, vista la apariencia un tanto castrense de la dama, tal vez habría que
decir un ordenato y mandato) que en
lugar de alcaldesa es alcahaldesa. A ver si hay suerte y en las elecciones de
mañana, 24 de mayo de 2015, pierde algo más que la h intercalada.
Tonto el que lo escribe
§ Prefiero no decir lo que
pienso a decir lo que no pienso.
§ Escribir bien es bonito.
Escribir bonito es feo. Luego escribir bien no es escribir bonito (o escribir
bonito no es escribir bien, que para el caso es lo mismo).
§ Esos políticos (¿es
necesario decir que el plural las incluye a ellas?) a los que se les llena -y a
veces hasta se les tuerce- la boca diciendo que se les odia, ¿se habrán parado
a pensar alguna vez que a lo mejor lo que ocurre es que son odiosos?
viernes, 22 de mayo de 2015
Mi sombra y yo
Mi sombra y yo tenemos una relación muy estrecha. Siempre vamos juntos a
todas partes. A veces yo voy delante. A veces yo voy detrás. A veces ella me
acompaña por la derecha. A veces ella me acompaña por la izquierda. (A veces
boxeamos.) A veces se oculta bajo mis pies -suele hacerlo cuando el sol está
muy alto- y no hay manera de hacerla salir a flote. Como si de repente se
hubiera enfurruñado por cualquier tontería. Pero pronto se le pasa el enfado y
vuelve a acompañarme. Hasta que se hace de noche. Entonces desaparece. Yo creo
que juega a esconderse -cómo no- entre las sombras. Pero sé que sigue ahí. Muy
cerca de mí. Como un ángel de la guarda.
Dirán ustedes que la relación entre ustedes y la sombra de ustedes es muy
parecida a la que acabo de describir entre mi sombra y yo. Es posible. Pero
ustedes ¿hablan con su sombra? ¿No? Pues yo sí. Y no pueden imaginar con cuánta
atención me oye. Casi diría que me escucha con mucha atención. Pero no lo digo. Porque escuchar con atención me suena
a pleonasmo (aunque si prefieren ustedes una palabra que no suene a enfermedad
pulmonar diré que me suena a redundancia).
Dirán ustedes también que mi prosa es muy poca cosa (osa-osa). Una simple
sucesión de frases yuxtapuestas. A lo mejor es que estoy imitando -pero al
revés- una novela de don Camilo José (omito el apellido para no incurrir en una
molesta aliteración). Presumía el autor de que allí todo eran comas. Ningún
punto. El truco consistía en poner comas donde debería haber puesto puntos. Así
de fácil. Pues aquí lo mismo. Pero al revés (y muchísimo más corto). Aunque no
es sólo por imitar. La verdad es que desde hace algún tiempo me da por comer
comas.
Pero yo estaba hablando de mi sombra. Y se me acaba el espacio. Sólo me
queda (ya empiezo a excederme) para decir que no podemos vivir (ir-ir) el uno
sin la otra ni la otra sin el uno. Y que me preocupa mucho lo que pueda ser de ella
el día que yo falte.
miércoles, 20 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ Matrimonio bien avenido:
Concejal él, concejal ella (sí, señor DRAE, pero si escribiera concejala ¿por qué no escribir también concejalo?). Corrupto él, corrupta ella.
Dimitido él, dimitida ella (sí, doña Gramática, ya sé que este uso del verbo dimitir, aunque muy extendido, no parece
del todo correcto, pero no voy a dejar que me estropee usted una buena frase).
lunes, 18 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ Si a lo largo y a lo ancho
de toda esta colección de breverías cree encontrar el lector más de un déjà vu (casi sería mejor decir déjà lu) atribúyalo no a que el tonto
que esto escribe es un plagiario sino a que es un ignorante. Nunca conseguiré
librarme de la penosa sensación de estar permanentemente descubriendo
mediterráneos.
domingo, 17 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ (Deseos reprimidos.) Una
aplicación que nos permitiera hacer estallar un móvil cuando viésemos a su
portador mensajeando (sí, señor DRAE; ¿o prefiere usted whatsappeando?) por la calle sin mirar por dónde anda.
viernes, 15 de mayo de 2015
¡Que se jodan!
Terremoto en Haití, digo en Nepal, que en Haití fue en 2010. ¡Que se
jodan! Un pelotón de inmigrantes en patera o un batallón de refugiados en barco
pirata (inmigrantes o refugiados todos son lo mismo, pero nadie les llama por
su verdadero nombre: personas) ahogados al zozobrar sus embarcaciones. ¡Que se
jodan! Cinco -o tal vez sean seis- millones de parados. ¡Que se jodan! Jóvenes
en movilidad exterior por falta de
futuro en el interior. ¡Que se jodan! Ancianos, enfermos y dependientes desatendidos.
¡Que se jodan! Desahuciados. ¡Que se jodan!
Se podrá decir más alto pero no más claro (¿no, doña Andrea?): ¡Que se
jodan! ¡Que se jodan! ¡Que se jodan!
Pues la verdad (ándeme yo caliente) es que uno ya está harto de ver
desgracias en la televisión o de leerlas en el periódico. Harto de haber
corrido en sus tiempos delante de los grises (ahora los collares no son grises
pero son los mismos perros). Harto de haber sido sindicalista y de haberse
hartado de serlo. Porque uno (y aún le inoculan mala conciencia llamándole
privilegiado), después de casi cincuenta años de trabajo, tiene una pensión por
encima de la media (ya te la congelarán o te la recortarán o te la quitarán), y
de salud, a sus años, no puede quejarse (ya te alcanzará un ictus o un cáncer o
un infarto).
Y uno está harto sobre todo de haberse creído (pero lo peor es que no fue
el único) aquella bonita historia del escritor comprometido. El mundo no se
cambia con palabras. El mundo no se cambia con nada. El mundo no se cambia,
querido Marx.
Pero a veces, en alguna de esas noches -como dijo el poeta- que las carga
el diablo, uno se acuerda de Martin Niemöller (“Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no
era comunista...”) y se dice que hay que seguir tratando de cambiar el
mundo. Y piensa uno, en su ingenuidad, que si su sacrificio sirviera de algo
llegaría a ser capaz de inmolarse a lo bonzo. Pero piensa después que eso no
cambiaría el mundo. Tan sólo haría que desapareciera.
jueves, 14 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ Desconfiemos de los cargos
de confianza. Son los menos de fiar.
§ (Claro que aún es menos de
fiar el que confía en sus cargos de confianza.)
miércoles, 13 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ Pocas veces se verá a este
tonto comentando en vivo y en directo
noticias de prensa, pero es que para la que sigue no tengo adjetivos. Según
informa hoy, 13 de mayo de 2015, el diario EL PAÍS, el
ministro de Defensa de Corea del Norte fue ejecutado (bueno, en la redacción de
la noticia se dice, y no una sola vez, habría
sido ejecutado) el pasado 30 de abril en Pyongyang por un pelotón de
fusilamiento que usó un cañón antiaéreo (!). Si eso no es matar moscas a cañonazos,
que venga Dios y lo vea.
martes, 12 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ ¿Qué se hizo Urdangarín? Blesa, Rato y Nicolás, ¿qué se hicieron?
§ ¿Por qué será que cuando veo
la cara de quienes nos gobiernan me viene a la memoria aquello de la banalidad
del mal?
§ Curiosa la afición de doña
María Dolores de Cospedal por los lapsus freudianos. Si hace algún tiempo nos
obsequió con el truncado indefi...,
que ya era de sobresaliente, ahora, hace muy poco, ha llegado a la matrícula de
honor con el inefable saquear.
Curiosa, sí. Muy curiosa esa afición. Estemos atentos -pues seguro que lo obtendrá
en algún momento, más pronto que tarde- al cum
laude.
Tonto el que lo escribe
§ (Vayan con cuidado. Un
competidor mío -más tonto que yo, desde luego, aunque se crea más listo- intenta
colarles que escribir rima a la vez
con vivir, malvivir y sinvivir.
¡Será kafka el tío!)
lunes, 11 de mayo de 2015
¿Por qué (para qué) se escribe?
Asunto, para empezar, nada trillado donde los haya. (Tal vez sólo
superado en originalidad por el de ¿Quiénes
somos?, ¿De dónde venimos?, ¿Adónde vamos? Pero ésa es otra historia.) Y
pregunta de doble filo. Por y para se cruzan, se mezclan, se
entrelazan y acaban dando vueltas como en un vals. Pueden darse todas las
combinaciones posibles: preguntar por
y contestar para, preguntar para y contestar por, contestar para habiendo
preguntado para, contestar por habiendo preguntado por. Y aunque las diversas combinaciones
de preguntas y respuestas parezcan darnos muchas veces la falsa impresión de
ser (como podría decir Parménides en el improbable caso de que estuviera entre
nosotros) todas una y la misma, siempre, del mismo modo que ocurre con los
sinónimos, habrá entre ellas una diferencia de matiz. Es posible que por, al menos en las respuestas, nos
sugiera una connotación de vocación, de desinterés, incluso de cierto altruismo;
y que para, en cambio, llegara a
connotar ambición, interés, incluso un cínico utilitarismo. ¿Por qué escribes?,
podría preguntarse. Y se podría contestar: Para forrarme. (Iluso; en ese caso
mejor harías dedicándote a la ppolítica.) O también: ¿Para qué escribes? Para
ligar. (Iluso, más que iluso; en ese caso mejor harías formando parte de una
banda de rock.) Las preguntas y las
respuestas, como fácilmente se adivinará, podrían ser muy numerosas; así pues, para
(o por) no aburrir al lector dejo a su imaginación y a su libre albedrío, antes
de pasar al verdadero fondo del asunto, la tarea -voluntaria, por supuesto- de
seguir añadiendo ejemplos a esta combinatoria.
Tengo un amigo (sí; ese amigo tan socorrido y tan útil al que recurrimos
cuando queremos encubrir alguna vergüenza) que ha declarado en más de una ocasión
que escribe para olvidar. Así. Tal cual. Como si lo dijera en una reunión de
Alcohólicos Anónimos. Mi amigo es abstemio, pero su boutade nos conduce hacia un camino (tal vez sólo en apariencia)
lateral: el de la relación entre alcohol y literatura. Hay ejemplos, más que
ilustres, ilustrísimos: desde el precursor (al menos en los tiempos modernos),
el pobre Poe, a quien al parecer bastaba con lo que cabe en un dedal para
aturdirse en cualquier taberna de Baltimore, hasta el, quizás, hermano mayor de
la cofradía o sumo sacerdote de la secta: Malcom Lowry; pasando por los lost Faulkner, Hemingway o Fitzgerald,
que tuvieron sus más y sus menos con la botella; siguiendo con Carver y
Cheever, quienes en algunas ocasiones llegaron a trasegar a dúo; sin olvidar
-aunque de poetas no me siento muy autorizado a hablar- a Dylan Thomas. No
nombraré (¿no?) a Coleridge, De Quincey o Baudelaire, pues éstos le daban más
al opio. En fin... No quisiera (primera excusa) apabullar al lector fingiendo
una falsa erudición. También (segunda excusa) está lo de la falta de espacio
cuando hay que expresarse, como diría el poeta, en renglones contados. Pero si
el lector considera que los ejemplos dados son muy escasos o que he olvidado
alguno mucho más que ilustrísimo -pienso de repente en Joyce, quien además
también trasegó alguna que otra vez a dúo con Hemingway- atribúyalo (tercera
excusa) a que me falla la memoria o a que me falla la cultura o a que me fallan
ambas a la vez. Éstas son mis excusas. Y si al lector no le gustan, con la venia
de un tal Groucho Marx puedo inventarme otras.
Y de un camino lateral a otro, que a lo mejor resulta ser el principal.
¿Es el alcohol una forma de escapar de la literatura o viceversa? ¿Son los dos,
alternativamente o a la vez, un desesperado intento de huir de la vida? Pues
sí, parece que este camino ha resultado ser el principal: el de la relación
entre literatura y vida. ¿Se escribe para vivir? La pregunta, además de tener
doble filo, los tiene afiladísimos; pues este para puede tener dos caras. Dejemos de lado, por evidente (de
alguna manera hay que llenar la olla) la utilitaria y vayamos directamente a
la, por así llamarla, existencial. Cortázar declaró en alguna ocasión que él
verdaderamente hubiera querido ser músico. Faulkner, al parecer, hubiera
preferido ser hombre de acción. Melville y Conrad -ambos marinos- lo fueron,
pero luego se dedicaron a escribir. Hemingway, afortunado él, logró combinar
literatura y acción a lo largo de su vida. Flaubert, un rentista que no
necesitaba de las letras para llenar la olla, sudaba tinta (véase su
correspondencia) para escribir, sobre todo su Madame Bovary. El conde Tolstói tampoco tenía problemas con la olla
y hasta que renegó de la literatura no paró de erigir el inmenso y monumental
muro de ladrillos que nos ha legado. En fin (otra vez; y ahora sí). Ni contigo
ni sin ti, como dice la copla. Y sólo sé que no sé nada, como se dice que dijo
Sócrates.
Porque podremos estar en el camino principal, pero dando vueltas en
círculo. Tal vez porque lo que habría que preguntarse, y aún así la respuesta
no sería fácil, es ¿por qué (para qué) escribo? Uno sólo puede hablar por sí
mismo y de sí mismo, y a veces (Nosce te
ipsum) ni eso. Así pues, sólo me atrevo a decir que, a diferencia de mi
amigo, escribo para no olvidar, para no perder la memoria, pues la actividad
intelectual, según leí hace poco, es la mejor gimnasia para luchar contra los
estragos de la edad. Y, sí, también, escribo para vivir. Sí, también (aunque no para llenar la olla). Escribo para no perder las ganas
ni la ilusión de vivir. Escribo, en fin (¡por fin!), para seguir viviendo.
Tonto el que lo escribe
§ Me desprecio profundamente
por tanto como ignoro.
§ Con la vanidad sucede algo
muy curioso. Quien declara que la tiene, o bien no la tiene (aporía del tonto
que esto escribe o mentira del declarante, y en este último caso falsa
modestia, lo que no deja de ser una forma de vanidad), o bien tiene muy poca
(eso ya me lo puedo creer), o bien -y esto no es excluyente con la opción
anterior- le pasa con ella lo que a san Vicente Ferrer: que va y viene pero no
se detiene. En cambio, a la gente que no la declara ¡cuántas veces se le ve en
la cara!
§ (Por llevar la contraria al
de aquí arriba: la vanidad, como la muerte o el embarazo, ¿admite grados?)
§ ¿O quién es más de culpar, /
aunque cualquiera mal haga: / quien publica por la paga / o quien paga por
publicar?
domingo, 10 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ Que este tonto sepa (pero
igual es que además de tonto soy un ignorante), ninguno de los múltiples
exégetas del célebre chiste de doña María Dolores de Cospedal parece haberse
percatado -pues nadie lo ha señalado (insisto: que yo sepa)- del clamoroso
lapsus freudiano cometido por esta ilustre señora (iba a escribir sufrido, pero todos los diccionarios que
he consultado hablan del término lapsus como de algo cometido;
y, la verdad, me alegro, pues viniendo de quien viene el chiste prefiero este
último verbo). Resulta que la famosa indemnización en diferido estuvo a punto
de ser indefi... (Véanse los vídeos adjuntos, prestando especial atención a los
períodos comprendidos entre los 45’’ y los 50’’ de la grabación en el primero
de ellos y entre el principio de la grabación y los 10’’ en el segundo.) Y, sí,
en efecto; indefinida, quizá hasta el momento de la Parusía, habría sido la
indemnización de ese señor que ya no
pertenece a nuestro partido si algún canallesco medio de comunicación no
hubiese hecho saltar la liebre.
Tonto el que lo escribe
§ Si quieres perder un amigo
ponle delante un espejo.
§ El orden de los factores ¿no
altera el producto?: El tiempo todo lo cura. Locura todo el tiempo.
§ (Si fuese más tonto de lo
que soy habría escrito: Asesina a su mujer y se suicida. Se suicida y asesina a
su mujer.)
§ (Y si además estuviera loco:
Suicida a su mujer y se asesina. Se asesina y suicida a su mujer.)
sábado, 9 de mayo de 2015
Soledades
A veces, cuando la soledad me pesaba demasiado, iba al cuarto de baño y
entraba en el espejo a hacerle una visita a mi reflejo. Al principio el hombre
me recibía con cierta perplejidad. No sabía muy bien si enseñarme la casa, pues
pensaría que yo la conocía muy bien, o si ofrecerme una copa o si... Para qué
extenderme. Lo más habitual era que yo aceptara la copa, lo que causaba a mi
reflejo una inocultable incomodidad. Imagino que el hombre debe de ser
abstemio, pero si yo bebía él también se veía obligado a hacerlo, y eran
conmovedores sus esfuerzos para disimular que lo hacía por compromiso. Con
sendos vasos de whisky en la mano nos sentábamos el uno frente al otro y
pasábamos un buen rato mirándonos. Haciéndonos compañía. Mitigando el peso de nuestra
soledad. (Sin hablar, desde luego. Ya se puede suponer que mi reflejo es mudo.
De lo que no estoy seguro es de que sea también sordo. Siempre nos hemos
comunicado por gestos, pero si alguna vez, aunque tenía mucho cuidado en
evitarlo para -por así decirlo- no herir su sensibilidad, se me escapaba alguna
palabra, el hombre parecía entenderla.) A la larga, esto de limitarse a
mirarnos uno a otro en silencio empezó a ser violento. Pero no tardamos en
encontrar la solución para mitigar el peso de nuestra soledad y hacernos
compañía durante largos ratos sin sentirnos violentos ni incómodos: los dos
sabemos jugar al ajedrez.
Se habrá observado que he empezado a contar esta historia en pretérito. Y
es que mi reflejo y yo acordamos hace tiempo terminar con las visitas. Fue
cuando nos dimos cuenta de que lo que estábamos consiguiendo era duplicar
nuestra soledad en lugar de conjurarla. Aunque yo pienso que hubo también otra
razón, quizá la verdadera: que el ajedrez había empezado a aburrirnos. Siempre
hacíamos tablas.
Tonto el que lo escribe
§ El grado de mediocridad de
una persona es inversamente proporcional al grado de reconocimiento de su propia mediocridad.
§ El tiempo todo lo cura, menos el paso
del tiempo.
§ Cuando estoy frente al
espejo mi reflejo me mira. Me mira mucho. Como si quisiera decirme algo. Pero
nunca me dice nada.
§ A veces es conveniente
entrar en una frase y comerse alguna coma.
§ Y yo añadiría que además de
conveniente es incluso una cuestión moral. Como aquello del travelling. (Travelín no, por favor,
señor DRAE, que suena a atracción de feria.)
§ En el día de hoy, cautivo y recortado el Estado de Bienestar, han alcanzado las tropas neoliberales sus
últimos objetivos militares. La Historia ha terminado. Firmado: F.F. (Francis
Fukuyama.)
viernes, 8 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ ¿Pudo haber sido Kafka más
infeliz de lo que fue?, te preguntas. Sí, te contestas: en el caso de que a sus
desgracias se hubiese sumado la de carecer de talento literario. Aunque bien
pensado, te corriges, en ese caso, si no feliz, tal vez habría sido mucho menos
infeliz.
§ Por si alguien no se había
enterado todavía, el tonto que esto escribe confiesa que le gusta el fútbol. Y
con ocasión del reciente partido entre el Barça (3) y el Bayern de Múnich (0)
ha visto comparar el regate de Messi en su segundo gol (no tengo adjetivos), el
que hacía el 2-0, con otros dos regates memorables: la famosa cola de vaca de
Romario a Alkorta en un Barça-Real Madrid (no haré sangre recordando que fue un
5-0) y un elástico quiebro de Ronaldo (el de verdad, el brasileño) a Geli en un
Barça-Atlético de Madrid. Pero hay otro regate memorable, que también acabó en
gol, de un no menos inmenso jugador, Puskas. (Sí, ya lo sé, jugó en el Real
Madrid; pero aunque el corazón de este tonto esté con el Barça su cabeza estará
siempre con los grandes jugadores, lleven la camiseta y el escudo que lleven; y
si no, que me pregunten por el único Dios verdadero, don Alfredo Di Stéfano.)
Un regate, además, muy parecido al de Messi, casi diría que especular,
simétrico, pues también deja sentado al defensa, aunque por el lado contrario.
Fue en el inolvidable partido que cambió el fútbol, el que jugaron Inglaterra y
Hungría (3-6) el 25 de noviembre de 1953. Para el lector interesado (el que no
lo esté puede salir a partir de aquí -si no lo ha hecho ya- echando pestes)
adjunto los enlaces siguientes: (1) Vídeo muy breve que recoge el gol de
Puskas. (2) Vídeo que recoge el partido completo (la imagen no es perfecta,
pero el verdadero aficionado disfrutará, cómo no, de verdad). (3) Crónica del
diario EL PAÍS con ocasión del quincuagésimo aniversario del acontecimiento. (4)
Artículo del diario EL PAÍS donde se compara el gol de Messi con los de Romario
y Ronaldo (repito: el de verdad, el brasileño). (5) Página del diario AS donde
se incluye un breve resumen en vídeo del partido entre el Barça y el Bayern de
Múnich.
jueves, 7 de mayo de 2015
Tonto el que lo escribe
§ Bendito y bienvenido sería
el supuesto viraje de Podemos hacia la socialdemocracia si con ello se consiguiera
que el PSOE, por fin y de una vez por todas y sin marcha atrás y para siempre,
virase en la misma dirección.
§ ¿Supremacismo blanco? Desde
que mi ciudad recibe un cada vez más creciente número de turistas procedentes
del este de Asia voy teniendo ocasión de observar que los blancos de verdad,
los verdaderamente blancos, son aquéllos a los que nosotros denominamos
amarillos. Y pienso que, para ellos, nosotros -sobre todo si lucimos un
potencialmente cancerígeno bronceado- debemos de ser algo así como pieles rojas.
§ Obsolescencia programada.
Los ordenadores de mi vida me han venido durando unos siete años por término
medio. Los coches, unos quince. Tengo dos plumas estilográficas Parker con las que ya escribía cuando
iba al colegio. De eso hace casi sesenta años. Y siguen funcionando como el
primer día.
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