domingo, 30 de agosto de 2015

viernes, 28 de agosto de 2015

Desencanto

Ese joven indignado que se agita en las asambleas del 15-M eras tú en los primeros años setenta del siglo XX. Hacia 2050, ese joven indignado será el tú de ahora. ¿Qué habrá sido de él para entonces? ¿Será ese tú que sobrevive anonadado entre las cenizas de sus sueños derrotados, o acaso será ese otro tú (ése que ahora disfruta de coche oficial; ése que en la facultad era el más vociferante en las asambleas) que ha renegado hasta de las cenizas de sus sueños traicionados? Te dices (quizá porque piensas —pero piensas también ¿de qué sirve?— que hay un tercer tú inmune al tiempo, un tercer tú que estuvo en los primeros años setenta del siglo XX y sigue estando ahora en el 15-M) que te da igual, que el tiempo, como dijo el clásico, es circular, es una rueda que gira y gira, y que nadie escarmienta en cabeza ajena. Te dices que sería inútil advertirles, no de que dejen de hacer lo que están haciendo ahora sino de que traten de no llegar a hacer lo que inevitablemente terminarán haciendo. Piensas en tantas generaciones jóvenes corrompidas por el paso del tiempo (piensas también en generaciones como la de la Segunda República, corrompidas mucho más atroz y velozmente por la muerte), en tantas generaciones anteriores a la tuya que no te sirvieron de ejemplo. Recuerdas cuando leíste L’éducation sentimentale, allá por aquellos primeros años setenta del que nunca te acostumbrarás a llamar siglo pasado, y te dijiste que a nosotros jamás nos ocurriría eso. Tenías siglo y medio de experiencia previa y sin embargo lo que no había de volver a ocurrir volvió a ocurrirte. ¿Para qué advertir entonces a esos ingenuos jóvenes indignados? ¿O para qué dejar esta cómoda supervivencia entre cenizas y unirse a ellos? (Si además ya estás haciéndote mayor y será muy difícil que en esos ambientes vuelvas a encontrar novia.) Ya lo dijo el clásico: el tiempo es circular, es una rueda que gira y gira. Pero también dijo que en cada giro el eje de la rueda se desgasta. Sobreviviendo entre cenizas derrotadas, terminas preguntándote qué ocurrirá cuando el eje no aguante más y la rueda, reventada, deje de girar. ¿Sobrevendrá acaso un huracán bíblico que acabe por borrarnos de la faz de la tierra?

jueves, 27 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ ¡Que viva México! Oído (sí, oído) ayer, cuando desde un canal de televisión español se estableció contacto directo con el periodista mexicano Jorge Ramos para preguntarle sobre su enfrentamiento dialéctico con el impresentable Donald Trump. La presentadora española, con el fin de confirmar la buena recepción de una conexión tan lejana, preguntó: ¿Me escucha? Y el periodista mexicano contestó (¡aleluya!): Sí, le oigo.

martes, 25 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ Filosofía de saldo: Y te das cuenta ahora de que la cuestión no es que la nada exista o no exista o deje o no deje de existir, sino —es así de sencillo— que la nada, en absoluto, de ningún modo, no puede existir, porque si existiera ya no sería la nada; y ésa es la razón por la que hay fluctuaciones cuánticas del vacío, por la que hay universo (o universos), y por la que, en resumen, hay algo en lugar de nada. Y de todo eso te das cuenta ahora, precisamente ahora, justamente ahora, cuando estás cada vez más cerca de dejar de hacerte preguntas estúpidas, cada vez más cerca de abandonarlo todo para siempre, cada vez más cerca de ingresar para toda una eternidad en la nada.


lunes, 24 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ ¡Maravilloso idioma!: Cantamañanas, metomentodo, picapleitos, sacamuelas, tragaldabas...

§ Voyage au centre de la Terre: ¿Podemos?> ¿¿PSodemos??> ¿¿¿PPodemos???


sábado, 22 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ La democracia, de la que se dice que es el menos malo de los sistemas políticos, es el mejor (¿tal vez el único?) para disimular, disfrazándolo de igualdad, el dominio de los de siempre sobre los de siempre.

§ El único que no duda nunca es el que te mete una bala en el entrecejo o te la mete en la nuca.

§ (Y quien dice una bala dice una bomba en un mercado o dice un cuchillo en el cuello.)

§ Dale a la chusma una pica y una cabeza y la pondrá en lo alto sin preguntar su origen.

§ El problema de la socialdemocracia es que fue el cebo del capitalismo para derrotar al comunismo. Y ya se sabe que la pesca del pez exige el sacrificio del cebo.

§ Que tu único lujo sea tu biblioteca.


viernes, 21 de agosto de 2015

Divertimento

¿Se han fijado en que hasta ahora ninguno de los presidentes del Gobierno de nuestra última y por fortuna ya prolongada etapa democrática ha sido calvo? (De acuerdo; dirán ustedes que me he olvidado de uno que precisamente lo era al cuadrado o por partida doble, como se prefiera. Pero no se olvide a su vez que aquel señor, además de no haber sido sino un fugaz paréntesis en su cargo, fue el único en no haber salido de las urnas. Y, por otra parte, alguna excepción tenía que haber que —como erróneamente se dice— confirme la regla.) La extrapolación sociológica que se me ocurre al respecto parece más bien un chiste fácil, pero la verdad es que no deja de tener su gracia pensar en una especie de venganza inconsciente del electorado contra aquel calvo ominoso (ominoso por ominoso; no, en absoluto, por calvo) que nos tuvo escribiendo al dictado durante casi cuarenta años.
Llegados aquí, releo lo escrito y empieza a asaltarme la duda de si no será una solemne estupidez, si no estaré levantando una de esas columnas de verano que se tejen con retales cuando el firmante acalorado no encuentra nada mejor que tejer; una columna, en fin, de las que no deberían cobrarse. Pero como no renuncio a cobrarla sin faltar al séptimo mandamiento, modestamente propongo, a quien pueda interesar, una reflexión sobre el asunto más profunda que la mía, una reflexión que sea de verdadera y pública utilidad, pues lo que se me ocurre para continuar no deja de seguir pareciéndome no menos estúpido, aunque ni siquiera solemne.
Se me ocurre que dado que los previsibles candidatos tanto de la actual oposición como de los llamados partidos emergentes satisfacen con bastante holgura las preferencias capilares del electorado, harán bien los asesores de imagen del partido ahora en el poder en poner pronto remedio a la galopante —y vergonzante (que no vergonzosa)— alopecia que va despejando la testa del actual presidente (algo parecido empezó a ocurrirle a su inmediato antecesor y ya se vio cómo terminó el pobre).
Para ir acabando, y en desagravio a los que tienen poco o ningún pelo, entre los que casi —o, casi mejor, sin casi— me cuento, se me ocurre también que el verdadero final de tanta transición y la verdadera madurez democrática llegarán quizá el día en que, libre y democráticamente, decidamos elegir como presidente del Gobierno (de súbito pienso en una mujer; pero ésa es otra historia) a un honorable y verdadero calvo.
Al fin y al cabo, ya se sabe que a cien años vista todos lo seremos. Y todos, con pelo o sin él, tenemos nuestros derechos.


jueves, 20 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ Una pregunta que nadie ha podido nunca ni podrá nunca jamás hacerse de verdad: ¿Por qué no hay algo en lugar de nada?

§ (Falso —dice un aguafiestas—. Ésa es precisamente la pregunta que se hizo Dios antes de ponerse a dictar el Génesis.)


miércoles, 19 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ Combinatoria recreativa: Estado de Derecho. Derecho de Pernada. Pernada de Estado. Estado de Pernada. Pernada de Derecho. Derecho de Estado.


martes, 18 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ Operación es un término tanto del lenguaje médico-quirúrgico como del lenguaje bancario. La diferencia es que cuando los bancos operan lo hacen sin anestesia.

§ Es muy probable que lo que Calígula diría aquí y ahora fuese: Quisiera que el IBEX 35 tuviera una sola cabeza, para poder cortársela.


lunes, 17 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ Si hay algo peor que un poeta es un mal poeta.

§ No se olvide nunca que la última palabra siempre la tendrá Humpty Dumpty.


sábado, 15 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ No soy homófobo, aunque me dedico a apalear maricones por las noches.

§ Si las ofensas a la inteligencia estuvieran castigadas en el Código PPenal, ya sabemos todos quiénes tendrían que estar en la cárcel.

§ Si el cinismo y la cara dura estuvieran castigados... ¡Ay!, me temo que estoy reppitiéndome.


§ Reunión Rato-Fernández Díaz: ¿tres versiones distintas y una sola mentira verdadera?

viernes, 14 de agosto de 2015

DE CONSOLATIONE LITTERATURÆ

Aunque ya nunca podrás repetir el instante inaugural en que descubriste el suave tacto algodonoso de aquel cachorro de grifón —una bolita peluda de blancura inmaculada salvo por las orejas y el lomo manchados de negro— que al conocerlo te traspasó el corazón con un flechazo y que terminó por desgarrártelo cuando abandonó este mundo mucho antes de la que debería haber sido su hora, aunque ya nunca sentirás el pasmado deslumbramiento de leer La isla a mediodía o La noche boca arriba o Axolotl o Circe por primera vez, aunque ya nunca volverás a verte, como en aquella ocasión lo hiciste, representando el papel de un heroico caballero andante que, tirando de su mano para hacerle regresar de su aturdida parálisis y obligándole a correr, rescataba a la que entonces era su dama del cerco amenazador de una infame turba de turbios y grises antidisturbios en una remota manifestación de primero de mayo, aunque ya nunca revivirás la ilusión de asistir a tu primera clase en la universidad, esa ilusión que tan pronto degeneraría en eso, en ilusión, y que tan pronto se trocaría en decepción, aunque ya nunca, porque ya lo hiciste de una vez y para siempre, te asombrarás al descubrir a Mozart, a Haydn, a Bach, a Hændel, a Vivaldi, a Beethoven, a Verdi, aunque ya nunca —una vez más caballero andante de la mano de su dama— remontarás con la expectante emoción de aquel momento la escalinata del palacio de Chaillot desde la plaza del Trocadero para sorprender a tu amada de entonces con la aparición fulgurante de la torre Eiffel, aunque ya nunca reencontrarás aquel miedo vivificador (sí, miedo; y sí, vivificador) que te asaltó al verte asaltado por una banda de facinerosos policías franquistas —Brigada Político Social tenían la desvergüenza de llamarse— a la salida de una reunión sindical que ellos calificaban de ilegal, aunque ya nunca, sin saber todavía lo que era besar, besarás unos labios que tampoco sabían aún lo que era besar, ni rozarás, sin saber todavía lo que era rozar, una mano que tampoco sabía aún lo que era rozar, ni te mirarás, sin saber todavía lo que era mirar, en unos ojos que tampoco sabían aún lo que era mirar, aunque ya nunca, porque hace mucho que dejaste de ser joven para nunca jamás, se estremecerá tu piel joven con el milagroso contacto primordial de otra piel joven, aunque ya nunca, en fin, tendrás más futuro que pasado, siempre —como a Rick e Ilsa, tanto monta; como a Ilsa y Rick, monta tanto— te quedará París, y siempre —hasta que la muerte te separe de todo— te quedará la agridulce y resignada consolación de poder decir: Lo he vivido. Lo he rememorado. Lo he escrito.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ Una tontería repetida (o retuiteada) mil veces se convierte en una genialidad.

§ Cuando oigo la palabra optimizar pongo pies en polvorosa.

§ Estamos muy cerca del momento, si no ha llegado ya, en que en las librerías y en las bibliotecas las novelas de ciencia ficción habrán de buscarse —si aún queda algún lector y aún quedan librerías y bibliotecas— en la sección de novelas históricas.

§ La verdad es la verdad; de acuerdo, Agamenón. Pero yo me la creo más si la dice tu porquero.


martes, 11 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ Te preguntas a veces, alguna de esas noches —como dijo el poeta— que las carga el diablo, de qué demonios sirve escribir algo si sabes que no va a leerlo nadie, y te lo preguntas también porque sabes que aunque alguien lo leyera no serviría de nada.

lunes, 10 de agosto de 2015

Ceci n’est pas une petite fille


Imagen: Dibujo de una niña con una maleta. Beatriz Cañete Pozo


We are such stuff as dreams are made on;
William Shakespeare. The Tempest. (Act IV. Scene I)

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
De polvo y tiempo y sueño y agonías?
Jorge Luis Borges. Ajedrez

A Alicia García Herrera, que suscitó este relato

Esta niña —como la pipa de Magritte— no es una niña. No es una niña real. Tampoco es una niña dibujada. Es una niña soñada. La está soñando el mismo que sueña las palabras, apenas legibles, que la envuelven y la maleta, de viajero pobre, en la que está sentada. Porque no hay nada en los sueños que impida soñar a la vez con niñas y con palabras y con maletas. Ni tampoco nada que impida que la niña soñada sepa (¿o sueñe?) que la están soñando. Ni nada tampoco que impida que la niña desee que el soñador despierte, que el sueño termine de una vez, que de una vez se ponga fin a su interminable y solitaria espera de no se sabe qué, de no se sabe quién, de no se sabe cómo, de no se sabe cuándo.
La niña —esa mirada hacia dentro de sí misma y a la vez perdida en el infinito, esos labios tan resignadamente fruncidos— parece estar haciéndose una pregunta (¿Por qué estoy sola?) para la que no tiene respuesta (¿hay respuestas en los sueños?). Esa misma pregunta que podrían hacerse todos los niños abandonados de los cuentos infantiles. Y esta niña tiene toda la apariencia de ser una niña pobre, de ser la protagonista de un cuento infantil pavoroso y triste.
Las prendas que la protegen del frío (¿hace frío en los sueños?) no son nada lujosas. La humilde boina de ganchillo tal vez fue tejida por las manos temblorosas de una abuela ya muerta. El paño del abrigo se ve basto, áspero, rugoso. Como esa bufanda que casi no se distingue del abrigo. Las botas son simplemente eso, botas, sin ninguna clase de adornos. Pero lo que quizá contribuye más a la sensación no sólo de pobreza sino también de desamparo (¿cuánto hace que una mano cariñosa no los ha acariciado morosamente con un cepillo o con un peine?) son los cabellos —despeinados, deshilachados, desgreñados—, que dan a la niña, a pesar de la dulzura que irradia, un lejano aire de Medusa, de Gorgona.
El soñador se inquieta, se agita en su sueño. Esas palabras apenas legibles que envuelven a la niña... Esas palabras... Si pudiera leerlas quizá sería capaz de descifrar el destino que se esconde en la maleta. Porque de repente (como siempre ocurre en los sueños) lo asalta la convicción de que esa maleta esconde un destino.
Ha tratado de descubrirlo. Ha tratado de abrir la maleta. Ha tratado de abrirla con la llave de las palabras que envuelven a la niña. Ha tratado de desentrañar el secreto que encierran. Ha tratado de hacerlo acercándoles una lupa. Pero cuanto más agranda las palabras más borrosas las encuentra.
Tendrá que imaginar ese destino. Tendrá que adivinarlo. Tendrá, para ello, que soñarlo.
La niña —la maleta es la clave— está en algún lugar de tránsito. ¿Una estación de ferrocarril? Quizá. Pero ¿va o viene? ¿Espera para partir o espera porque ha llegado y no hay nadie esperándola?
No. Ahora lo ve, otra vez de repente (es un sueño, no se olvide). Esa boina de ganchillo, ese abrigo y esa bufanda de paño, esas botas sin adornos, esa maleta de viajero pobre... Principios del siglo XX...
Ellis Island. Acaba de desembarcar, después de una larga y extenuante travesía en una abarrotada cubierta de tercera clase, con la esperanza de alcanzar el paraíso (New York, NY, USA). Su familia, tal vez por motivos sanitarios, ha sido rechazada por los agentes de inmigración. Su familia, a fin de que la niña —la única no enferma— pueda cumplir su destino, ha tenido que fingir no conocerla. Su familia, por amor, ha tenido que resignarse a abandonarla.
El sueño (¿será necesario volver a decir que de repente?) se convierte en pesadilla. La niña no está en América. Aún no ha embarcado. Está todavía en Europa. En Queenstown (Irlanda), frente a un gigantesco transatlántico de cuatro chimeneas. Es jueves. Día 11 de abril. De 1912.
Pero la niña sabe (¿o sueña?) que la están soñando. Y no quiere entrar en una pesadilla con un iceberg en lontananza. No quiere embarcar en un buque insumergible destinado a hundirse. Bastante pesadilla es verse enclaustrada en una interminable y solitaria espera de no se sabe qué, de no se sabe quién, de no se sabe cómo, de no se sabe cuándo.
Decide, entonces, tomar su propio destino en sus manos. Decide, entonces, ser ella quien sueñe al soñador. Y atravesando con un giro de la cabeza el muro de palabras apenas legibles que la envuelve ve a un hombre sentado ante una mesa, un hombre con una pluma estilográfica en la mano derecha, un hombre tan desamparado y tan solo como ella.
—No quiero cargar más con la maleta —dice—. No quiero seguir esperando. No quiero volver a estar sola.
Y el soñador, un momento antes de despertar, después de mirar a la niña con una ternura infinita, alcanza a escribir: Levántate y anda.


domingo, 9 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ Mi adoración por Borges es directamente proporcional a mi abominación de sus imitadores.

§ Otoños de patriarcas: no celebréis su muerte; lamentad que hayan vivido.

§ Traduttore traditore? Little boy (Hiroshima) y Fat man (Nagasaki). El Niño y el Gordo. ¿Les suena?


§ PParece ser que el ppartido gobernante se pproppone ilegalizar la corbata y hacer obligatoria la barba recortada.

sábado, 8 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ Se dice que la estupidez humana no tiene límites. Pero alguien (nada estúpido, por cierto) ha sido capaz de desplazarlos (si es que era posible; y al parecer lo es) todavía más lejos: el que ha inventado —y suponemos que patentado— el palo de selfie.

§ La imaginación al poder. Pero no se olvide que imaginación rima con corrupción.

§ No diga corrupción, diga corruppción.

§ El Estado de Derecho es como Dios: quienes más lo adoran son los que menos creen en él.

§ Mas patético que el pelota profesional, que siempre espera obtener algo a cambio de su comportamiento rastrero, es el pelota aficionado (Aunque digan que es un corrupto yo le he votado), que nunca obtendrá recompensa de su iluso fanatismo.


viernes, 7 de agosto de 2015

Águila con dos cabezas

Todos los días, cuando despunta el alba, un águila bicéfala de brillante plumaje gris ceniciento se posa a los pies de mi cama. Con las alas plegadas, espera a que me levante. Entonces, con un ágil y breve aleteo se encarama a mis hombros y me desengasta delicadamente los ojos. Extiende después las alas y con mis ojos engastados ahora en sus picos como dos relucientes piedras preciosas emprende majestuosamente el vuelo.
Cuesta mucho imaginar lo alto y lo lejos que puede volar un águila bicéfala. Cuesta mucho imaginar las cosas que llegan a ver mis ojos durante ese vuelo. Cuesta mucho imaginar una catarata silenciosa, cordilleras y valles y ríos en las nubes, catedrales y palacios y ciudades en la cara oculta de la Luna, procesiones de estrellas fugaces entre Venus y Mercurio, languidecientes mediodías en Marte, gélidos valses de estatuas en el cinturón de asteroides, fragor de combates en las tormentas de Júpiter, carreras de cuadrigas en los anillos de Saturno, llamadas de sirenas desde más allá de las órbitas de Urano y de Neptuno...
Sí, cuesta mucho imaginar todo eso. Como cuesta mucho imaginar un vuelo tras la estela de un cometa, imaginar un vuelo en descenso hacia el Sol. Como cuesta mucho imaginar también que se pueda mirar al Sol cara a cara, que se pueda mirar al Sol cara a cara y sostenerle la mirada, que se pueda mirar al Sol cara a cara y sostenerle la mirada y no enceguecer, como sólo pueden hacerlo las águilas bicéfalas.
Cuesta mucho, sí. Cuesta mucho imaginar todo eso. Sobre todo cuando el resto de mí, mientras mis ojos vuelan, desperdicia su vida con los pies encadenados al suelo de un rutinario trabajo cualquiera en una kafkiana oficina cualquiera de una remota ciudad cualquiera. Cuesta mucho imaginarlo cuando el resto de mí malgasta su vida esperando el crepúsculo, esperando el nocturno regreso del águila, esperando que vuelva a engastarme los ojos para que me cuenten en sueños lo que durante el día han visto en su vuelo. Todas esas cosas que si mis ojos no me las contaran el resto de mí nunca sería capaz de imaginarlas.


jueves, 6 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ Cuando cae (o se deja caer, o se hace caer) eso que se ha convenido en llamar un banco sistémico (Lehman Brothers, por ejemplo), ¿no sería más adecuado y exacto llamarle —o haberle llamado—  banco sísmico?

§ ¿Decir lucha de clases es delito, es pecado o es ambas cosas a la vez?



lunes, 3 de agosto de 2015

Tonto el que lo escribe

§ Tú diles que este mundo es un valle de lágrimas y que hemos venido a sufrir. Pero no olvides nunca que nosotros hemos venido a hacer negocios.

sábado, 1 de agosto de 2015