viernes, 19 de junio de 2015

Caos

Sonarán las trompetas del Apocalipsis; nacerán niños sin cabeza; nacerán niños con dos cabezas; ya no nacerán más niños; crecerán los enanos de los circos; se escaparán las fieras; huirán los domadores; llorarán los payasos; el director se fugará con la trapecista y la caja; se hundirán las montañas; se abrirá la tierra; se derretirán los glaciares; se secarán los ríos; se agostarán los campos; se marchitarán las flores; se carbonizarán los bosques; se extenderá la hambruna; se evadirán los capitales; se cerrarán los bancos después de haber sido asaltados; se abolirá la propiedad privada; florecerán los soviets; volverá la guillotina; arderán iglesias y conventos; serán violadas las monjas; el agua se convertirá en sangre y nos invadirán las ranas y nos asaltarán los mosquitos y nos torturarán los tábanos y la peste aniquilará el ganado y nos pudrirán las úlceras y nos arrasarán las tormentas y nos devorarán las langostas y nos cegarán las tinieblas y morirán nuestros primogénitos.
Se agrietarán las tumbas (¡ah!, pero ¿todavía hay más?) y saldrán de ellas los muertos.
Y se apartarán las nubes y se descorrerá el cielo y la ira de Dios nos consumirá a todos, justos e injustos, escupiendo fuego...

Veo acercarse muy despacio a un viejecito ciego, apoyándose en un bastón. Al llegar junto a mí, de forma un tanto balbuciente me dice:
-En una adivinanza cuyo tema es el ajedrez, ¿cuál es -ahora tartamudea ligeramente- la única p...palabra p...prohibida?
Mientras pienso la respuesta veo alejarse, renqueante, al viejecito ciego, apoyado siempre en su bastón.


No hay comentarios:

Publicar un comentario