Echar el flequillo hacia atrás con un movimiento de cabeza acompañado de
un soplido que brota de la comisura derecha, seguido todo ello por una arrogante
mirada panorámica. Enfrentar con indiferencia una mirada arrogante mientras se
agita una coctelera. Apoyar un bolso en la barra, abrir con un pellizco de la
mano derecha el cierre de boquilla, sacar un pintalabios y una polvera.
Dirigirse hacia la barra con balanceante paso de marinero, permitiendo que el
flequillo rebelde regrese sobre la frente. Mirarse en el espejo de la polvera,
fruncir los labios antes de retocarlos. Servir con cara de póquer un cóctel en
copa cónica. Empolvarse las mejillas con la borla de la polvera. Retirar la
coctelera y empezar a limpiarla. Empolvarse la nariz. Sentarse en un taburete,
apoyar el codo derecho en la barra y pedir lo
mismo que la señorita sin dejar de mirar fijamente a la vecina de taburete.
Asentir, alargando el brazo derecho hacia la coctelera, con media sonrisa y una
inclinación de cabeza. Cerrar el bolso, colgarlo del hombro derecho, esponjar
la melena —primero con una mano y luego con la otra—, coger la copa por el
tallo, todo ello sin dejar de mirar de medio lado al vecino de taburete. Echar otra
vez el flequillo hacia atrás —ahora con la mano derecha—, haciendo seguir al
movimiento de la mano una sonrisa pretendidamente seductora. Devolver la
sonrisa mientras la copa se acerca a los labios repintados. Servir el nuevo
cóctel, con los ojos concentrados en la copa. Levantar la copa recién servida, proponiendo
un brindis. Responder al brindis levantando la propia copa. Intercambiar
sonrisas de nuevo. Volver a retirar y limpiar la coctelera. Añadir palabras al
intercambio de sonrisas. Permanecer impasible en la barra, esperando órdenes. Entrelazar
las copas y dar un sorbo cada uno de la suya. Continuar impasible en la barra,
como una estatua de cera. Ir hacia la pista de baile cogidos de la mano. Bailar
cada vez más apretados. Regresar a la barra. Pagar (invita él). Agradecer la
propina con una inclinación de cabeza y media sonrisa. Salir juntos del local.
Meter la mano en el bolsillo derecho del pantalón y palpar las cachas de la
navaja de resorte. (Pensar en la hoja plegada, fría, anhelante. Imaginarla
desplegada, caliente, saciada. Desearla muy pronto teñida de rojo.)
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