§ Las armas se fabrican para
venderse y se venden para utilizarse porque si no se utilizan no habrá más
ventas y sin más ventas no habrá más fabricación y sin más fabricación no habrá
más beneficios que es de lo que se trata verdaderamente y en el fondo y en
última instancia. (¿Y qué hay de lo nuestro?, preguntan los fabricantes de
armas nucleares.)
§ Si alguien tan poco
sospechoso de rojo ni de radical ni de antisistema como el expresidente de los
Estados Unidos Dwight D. Eisenhower nos advirtió el 17 de enero de 1961, en la
alocución final de su mandato, del peligro del complejo militar-industrial, si
un organismo tan poco sospechoso de rojo ni de radical ni de antisistema como
el llamado Club de Roma nos advirtió ya en 1972 de los problemas
medioambientales que se nos echaban encima, y si a pesar de esas advertencias
estamos como estamos, entonces ¿qué? ¿Somos idiotas? ¿Estamos locos? (Sí a lo
primero, dice uno. También a lo segundo, dice otro.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario